Formar parte de la feria Ideas+ me da la oportunidad de acercar al público mi trabajo y parte de mi historia.
Este es el segundo año que estoy presente como expositora.
Esta feria que ya es una tradición montevideana. Recuerdo recorrerla de niña cuando aún se llamaba “Feria del libro”.
Creo que sigue manteniendo el mismo espíritu. Las luces de las lamparitas que se encienden al caer el sol, la música, los libros, diseñadores y artesanos contando el proceso detrás de las piezas que tienen a la venta.
Hoy estoy del otro lado del stand pudiendo contar lo que hago con tanta pasión, objetos hechos uno a uno con elementos que provienen de la naturaleza.
El participar de este evento implica meses de preparativos, ya que la producción es lenta y consciente. Es el momento perfecto para presentar nuevos productos con variedad de técnicas.
El intercambio con el público y con las y los compañeros que hacen la feria, vuelven estos 24 días muy especiales, es una instancia que nos nutre.
Esta feria es sin dudas, el lugar indicado para quienes buscan un regalo artesanal, hecho con dedicación y por ende, con un valor especial.
Este año a parte de los productos que ya son clásicos de lanar, se suma la línea de lino y siempre algún nuevo producto ya que el seguir creando y buscar la practicidad es parte fundamental del modo de trabajo.
Entonces ya saben, espero verles en esta hermosa feria, este año más que nunca, para apoyar a los emprendimientos nacionales y encontrarnos en ese ida y vuelta siempre tan enriquecedor.
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Llegan los días más cálidos y todo cambia: los árboles se llenan de verde, el sol inunda nuestros hogares desde muy temprano y las noches nos hechizan con un aire cargado de aroma a jazmín.
Nuestro hogar también cambia; un nuevo aire lo recorre y renueva la energía.
Empezamos a sentir, de a poco que el verano se acerca y le damos la bienvenida a la nueva línea “hogar”.
El lino es el protagonista.
Los delantales son parte de esta línea, combinan el estampado de flores con colores plenos para lograr la armonía y el equilibrio.
Tenemos un diseño a la cintura que se puede atar tanto atrás como adelante.
Otro modelo es el de cuerpo entero.
En la espalda se cruza para lograr el ajuste perfecto.
Pronto se vienen más cosas lindas!
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Era el último día del año que daba el taller de Tintes Naturales y decidí salir a comprar flores para alegrar el lugar, como siempre me gusta hacer.
Fuí al puesto de un florista que hace muchos años vende en la misma esquina y se encarga de darle color hasta a los días más grises, y estando allí le pregunté al señor (que es el propio dueño) qué hacían con las flores que les quedan, que no se venden.
Él me contó que siempre quedan flores que sobran y las desechan, y al contarle que mi trabajo -y pasión- es teñir telas con plantas y flores, me dijo que con gusto juntaría varias y me las regalaría.
El día que fui a buscarlas, las flores eran tantas que casi no podía cargarlas.
Llegué a mi taller con una caja repleta de flores y un infinito entusiasmo por todo lo que podría experimentar con ellas. Su destino era muy claro: la técnica de teñido con flores.
El teñido con flores (o bundle dyeing) es una técnica que disfruto mucho porque me permite jugar libremente con las flores.
Hacía tiempo tenía ganas de trabajar en lino para poder generar nuevas texturas y efectos y esta era la oportunidad perfecta.
El proceso es totalmente disfrutable.
Con la tela mordentada (proceso previo para que los colores se fijen y no se laven fácilmente) se esparcen los pétalos sobre ella y se dobla.
Se puede doblar de varias maneras; la más común es enrollando en forma de espiral y atando con un hilo de algodón.
Luego se cocina al vapor una hora y media, se deja enfriar y finalmente, se abre la tela y se enjuaga.
Cómo siempre, el momento más esperado es abrir la tela y deleitarse con los colores que dan todas estas flores, yerberas, fresias, calas y pétalos de rosas.
El resultado tiene el encanto de lo abstracto.
Además de disfrutar mucho del proceso de esta técnica, es importante que todas esas flores, las que nadie quiere porque ya no cumplen con lo estéticamente aceptable terminan siendo las protagonistas de un resultado capaz de dar vida a nuevas telas o re vivir alguna prenda manchada o en desuso.
Si bien esta técnica se usa sobre todo en seda porque los colores quedan vibrantes, mi conclusión es que el efecto en el lino es delicado y genera múltiples posibilidades.
Yo por aquí muy agradecida con las personas que siempre colaboran para que la
experimentación y aplicación de nuevas técnicas continúe.
Y por supuesto agradecida siempre con la protagonista; la naturaleza.
Hace unos meses Ana Filosi me hizo una nota para el diario El País en la cual cuento sobre mi proceso personal y la evolución de Lanar.
La difusión en los medios de comunicación es importante para dar visibilidad a emprendimientos nacionales y nos da la posibilidad de contar nuestra historia, de la búsqueda personal para llegar al lugar en el que estamos y también dar a conocer nuestras metas.
Agradezco el espacio que me dio el diario y también a todas las personas que confían en Lanar.
Su apoyo es, sin duda, mi mayor motivación para seguir generando cosas nuevas todos los días.
¡Que disfruten de la nota!
Hace unos seis años, Lucía Kelmanzon (37 años) atravesaba una crisis existencial. Era estudiante de diseño textil en Bellas Artes y trabajaba como diseñadora de una marca de ropa uruguaya. Cumplía un horario de ocho horas y en paralelo confeccionaba buzos de lana que intervenía con unas estampas muy caseras.
“Estaba un poco saturada de ese ritmo y sobre todo de pensar a dónde iba lo que yo hacía. La cuestión final no me terminaba de convencer”, recordó quien siempre sintió la necesidad de aportar un toque personal a sus productos. “Nunca me salió ir a comprar una tela y hacer algo con ella, siempre tuve la necesidad de transformar la materia de trabajo”, apuntó.
Decidió entonces irse sola de viaje por América Latina. “Encontré una riqueza abundante en las culturas andinas sobre todo. Pude participar de algunos procesos de teñidos, me invitaron a un curso bastante completo en Salta”, relató sobre una travesía que duro aproximadamente un año y nueve meses. Luego tomó un avión a Nueva Zelanda, donde vivía su hermana, y recorrió Malasia, Indonesia, Nepal e India.
Fue el viaje que cambió su perspectiva laboral. Si bien aún no había identificado claramente lo que iba a desarrollar, regresó a Uruguay con la seguridad de que tenía que hacer algo por sí misma. “Apenas llegué empecé a teñir con anilinas haciendo productos utilitarios. En paralelo empecé a investigar con los tintes naturales, que requieren de mucho más estudio, probar… precisan de más tiempo”, señaló.
Así fue avanzando hasta que a fines del año pasado resolvió dejar las anilinas para dedicarse de lleno a los tintes, apostando a una mayor riqueza en los resultados. Fue el cambio que necesitaba darle a Lanar, como bautizó a su emprendimiento recordando sus primeros pasos con los buzos de lana.
Hoy se concentra exclusivamente en dos técnicas, tintes naturales y ecoprint. “Si bien tienen las mismas bases, se trabajan bien distinto. Los tintes tienen una base ancestral, se han hecho toda la vida. El ecoprint o impresión botánica es una técnica mucho más nueva, de unos 10 años de vida más o menos, por lo que hay un montón para investigar y llegar a nuevos resultados, pero sigue siendo el pigmento de las plantas impreso en la tela. O sea que la química es la misma, la diferencia es que en los tintes naturales se logra un color pleno o liso y el ecoprint es el estampado de la propia hoja en la tela”, explicó Lucía.
Trabaja sola, pero está pensando en armar un equipo de trabajo ni bien pueda.
En 2019, Lucía comenzó a dictar talleres de teñido y le fue muy bien. Este año, debido a la pandemia, los trasladó a Kiva, un espacio holístico artístico en Parque Rodó que permite mantener las distancias exigidas en los protocolos sanitarios. Cada taller -tintes naturales y ecoprint- dura 8 horas distribuidas en sábado y domingo para poder respetar los procesos. Se proporcionan todos los materiales, incluido un cuaderno artesanal hecho por un emprendimiento amigo con toda la información teórica. Todos los detalles están en su web lanar.com.uy. También está en Facebook e Instagram.
La investigación de Lucía pasó primero por tomar algún curso en Uruguay, seguir con una formación en ecoprint con la israelí Iris Dulman, una de las mejores del mundo en esta técnica, y luego investigar, investigar e investigar.
“Lo bueno de los cursos es que te ahorran un montón de pasos para que después puedas seguir indagando. En realidad es como que nunca vas a terminar de hacerlo porque hay muchísima información, muchísimas cosas que probar. Después está la impronta que le da cada uno en mezclar distintas recetas. También es interesante ver cómo lo hacían ancestralmente y cómo se hace ahora… tiene mucho de investigación y eso es lo que me motiva todo el tiempo”, destacó la diseñadora.
Sustituyó los buzos por chales y agregó materas, billeteras, bolsos, mochilas, necessaires y cartucheras. “Tengo una amplia variedad de cartucheras que son específicas para ciertos oficios, no tan sencillas de conseguir. Por ejemplo, para la gente que hace cerámica, hay una para poner las herramientas”, detalló.
No le gusta trabajar siguiendo los dictados de la moda que determinan cambiar colecciones por temporadas. “Me parece una vorágine a la que no me gustaría entrar. Si lo pienso fríamente, veo innecesario el consumo constante. Estoy enfocada en hacer un producto atemporal, si bien continuamente me voy renovando y el producto ha mejorado desde el inicio hasta ahora. Y seguirá mejorando”, aseguró.
La renovación pasa también por la incorporación de nuevas ideas. Actualmente se siente muy atraída por los biomateriales y los biotextiles. “Es un área que está todavía muy verde para mí, pero estoy poniendo el ojo en eso”, contó.
Agregó que está enfilando hacia lo que sea más sustentable. “Si bien hay cosas que no lo son al 100%, porque si te vas al extremo es muy difícil resolverlo todo, de a poco voy tratando de llegar a un producto que sea totalmente biodegradable”, señaló.
Además de en sus redes sociales, los productos de Lanar se pueden encontrar en ferias como Camino Verde, Música de la Tierra y desde el año pasado en Ideas +. También se consiguen en Manos del Uruguay. Lucía contó que este año las ventas online crecieron mucho debido a la pandemia de la COVID-19. La otra buena noticia es que fue seleccionada para Impulsa Industria, un proyecto de la Cámara de Industrias del Uruguay apoyado por el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (INEFOP) en el que se asesora a emprendedores con proyectos escalables.
Por el momento, Lucía trabaja sola. Hace absolutamente todo menos la parte de costura que encarga a talleres locales. “Mi idea es formar un pequeño equipo de trabajo”, anunció como uno de sus planes de futuro.
Su casa, una construcción antigua de espacios amplios y techos altos, es el lugar en el que desarrolla todos los pasos para llegar al producto final. “En un principio tenía un living, dos cuartos… ahora, donde era el living, tengo un taller de costura, en un cuarto tengo la mesa donde hago ecoprint, en el altillo instalé la cocina de los tintes que en un momento tenía en la cocina de la casa hasta que dejó de ser viable. Por suerte he tenido el espacio para poder organizarme”, describió.
Muchos de sus clientes le compran artículos para mandar de regalo al exterior, con la sola “exigencia” de que utilice plantas nativas. Además, cuando es posible, realiza trabajos a pedido, algo que también la anima a ir más allá en materia de creatividad. “Es una oportunidad porque muchas veces me piden cosas que vengo teniendo en la cabeza y, por una cuestión de tiempo, no las hago. Entonces, cuando alguien me las pide, es el momento perfecto para llevarlas a la realidad”, concluyó quien no abandona ese camino de investigar, investigar e investigar.
A Lucía Kelmanzon solo le falta la tesis para obtener el título de diseñadora textil de Bellas Artes. Con lo aprendido allí y en otros cursos se ha dedicado a trabajar en telas de fibras celulósicas en mayor porcentaje, sobre todo en algodón. “En este último tiempo estoy probando nuevos productos en lino y, en menor proporción, en lana”, contó la diseñadora. En lana hace los chales, mientras que en algodón realiza el resto de sus productos (necessaires, cartucheras, etc.). “Ahora estoy desarrollando una línea nueva, de a poquito, más enfocada al bienestar, como son las almohadillas oculares”, dijo sobre el producto que comercializa en la tienda Cuerpo y Alma, en la que trabaja con el emprendimiento NaturalMente (productos de cuidado personal). Como materia prima utiliza plantas, semillas, cortezas y últimamente está haciendo mucho hincapié en los desechos de la cocina, como cáscaras de cebolla, cáscaras o semillas de palta y las hebras del té. Cada vez que sale al interior del país vuelve con plantas para trabajar y experimentar. Las recolecta con una actitud responsable (no saca de una planta a la que le quedan pocas hojas y usa una tijera de podar). Sabe que hay plantas tóxicas, como ocurre con el ricino, que se usa mucho en ecoprint. Pero en las proporciones necesarias para el teñido no es nocivo. Ha comprado tintes en el exterior, sobre todo para investigación “porque está bueno que hagamos uso de lo que tenemos en nuestro entorno, que es súper rico”, destacó.
Se trata de uno de los productos más requeridos. Hay dos modelos: la Matera Tradición, que cuesta $ 1.400, y la Matera Bolsito, que sale $ 1.500. Están forradas en tela impermeable y estampadas con tintes naturales de forma artesanal. Esto último las vuelve un producto único.
Son otros de los productos más solicitados. Los necessaires vienen forrados en tela impermeable para mayor practicidad. En cuanto a las cartucheras, las hay en distintos modelos para adaptarlas al tipo de actividad que se realiza. Los precios van de los $420 a los $1.150 (ambos casos).
Los chales están intervenidos con estampados únicos, hechos de forma natural y artesanal. Los de algodón cuestan $ 2.400, mientras que los de lana merino suave están a $ 2.700. Lanar también ofrece bolsos, mochilas, monederos, billeteras.Se pueden ver en lanar.com.uy.
Hace algunas semanas llevamos a cabo un nuevo taller de Tintes Naturales y fue una experiencia maravillosa de principio a fin.
Desde el momento en el que nos reunimos frente a lo que serían dos días de experimentar, aprender y sorprender, pasando por cada instancia del proceso, hasta la emoción de los resultados finales.
Estos talleres son, mucho más que la transmisión de conocimientos sobre una técnica. Estos talleres son un antes y un después en el modo de ver al mundo que nos rodea. Y, ¿por qué no? a nuestras propias vidas.
Los tintes naturales nos obligan, de cierta manera, a estar en contacto con la naturaleza.
Para empezar, se requiere de un tiempo de recolección en el que debemos adentrarnos en el mundo natural y agudizar nuestros sentidos para saber qué plantas vamos a recolectar.
Observarlas, conocerlas y reconocerlas.
Investigar sobre cada una de ellas; entender cuáles son las plantas que tiñen, identificar su aroma, su textura e incluso comprender que el lugar de dónde se recolectan así como la época del año, influyen en el resultado final de esta técnica.
El proceso de los Tintes Naturales nos ofrece la posibilidad de estar más presentes en la naturaleza, de empezar a mirar alrededor con otros ojos y de encontrar la belleza en cada hoja, en cada corteza.
Todo este tiempo sumergidos entre plantas, flores, árboles y hojas, nos lleva a un estado de paz inmediato. Nos hace sentir bien.
Y si no es afuera, encontraremos a la naturaleza adentro. En nuestros hogares, en nuestras cocinas, en cada comida e incluso, en algunos residuos orgánicos.
Usar lo que se tiene a mano es algo en lo que me gusta hacer hincapié. Porque lo que para algunos son desechos, como cáscaras, carozos, etc. también puede ser la posibilidad de probar con nuevos elementos, investigar y darle otra oportunidad a lo que considerábamos que ya había cumplido su vida útil.
A lo largo del taller se viven cientos de emociones, pero sin dudas una de las más lindas es la sorpresa.
La sorpresa del color, de lograr tonalidades que no imaginábamos como el rosado de la palta o el naranja intenso del eucalipto cinerea en la lana.
También ser testigos de cómo el color se modifica cuando alteramos su ph logrando tonos que ni siquiera pensábamos.
Y las preguntas.
Cada pregunta es una pequeña puerta que se abre y que nos invita a investigar un poco más. Cuestionarnos, probar con nuevos elementos orgánicos, todo es una aventura en esta técnica. Y estoy feliz de poder compartirlo con más personas.
Por esta razón le di vida a estos espacios de talleres de Tintes Naturales: porque enseñar me motiva, aprender me nutre, los procesos me enriquecen, y deseo que de la misma manera en la que los Tintes Naturales me han cambiado la vida, todos tengan la oportunidad de cambiar la suya, abriéndose a nuevos mundos con infinitas posibilidades.
Creemos que el contacto con la naturaleza es un poderoso método de sanación. Una práctica habitual en Japón son los baños de bosques. Consiste en recorrer con los cinco sentidos espacios donde abunda la vegetación -preferentemente bosques- con el fin de mejorar la salud y obtener una sensación de bienestar y felicidad.
Basta con sumergirnos en el espesor de ese matiz de verdes, marrones y dorados, y dejarnos abrazar por los aromas que cada árbol y cada planta nos regala. Sentir como se funden unos con otros creando ese perfume único e irrepetible que se impregnará en nuestra memoria para siempre.
La naturaleza está a nuestro alcance y es parte de nuestra vida.
Nosotros, somos parte de ella.
Sus beneficios en nuestra mente y cuerpo son infinitos cuando nos damos el tiempo para estar en contacto con ella: respirar, recorrer, observar las plantas y el movimiento de sus hojas al ritmo del viento.
Reconocer sus colores, sus nombres, observarlas en distintos estados. Como el aromo, por florecer y en flor. Es una experiencia exquisita.
Conectar con todos los sentidos, despertando al olor, al color, a las texturas y a los sonidos. Volvernos un todo, el entorno y nosotros. Dentro y fuera. Con nuestras emociones conectadas a lo más profundo de la vida natural.
Ir nosotros a ella pero también traerla a nuestro día a día y hacerla parte de lo que nos rodea. Vincularla con los elementos cotidianos y acercarla a nuestra rutina aprovechando lo que tenemos a mano.
Queremos que la naturaleza esté presente en los objetos de uso diario y conectar con ella mediante las técnicas que usamos (o mediante diferentes técnicas).
Esta es nuestra manera de vincularnos con ella, de respetarla y cuidarla, así como ella lo hace con nosotros. Como siempre lo ha hecho.
]]>En el mundo de la coloración textil, los tintes naturales también pueden ser llamados tintes lentos.
El optar por este tipo de teñido nos lleva a experimentar otra noción del tiempo, bajar nuestro ritmo y situarnos en un lugar no solo de observación y contemplación sino también de atención y acción.
La materia prima natural ya sea lana, algodón, lino, cañamo, etc, necesita de un proceso que requiere más tiempo que el de los teñidos químicos. Este comienza en el momento de la recolección de plantas destinadas a dar color a las fibras, que nos conecta directamente con la naturaleza y la esencia de nuestra tierra.
Las plantas nos sorprenden con sus colores, y nos dan la posibilidad de jugar con distintos elementos como vinagre o limón que nos ayudarán a conseguir tonalidades diferentes. Además no debemos olvidar el mordentado, imprescindible para que el tinte penetre en la fibra y perdure en el tiempo.
El universo de los tintes naturales nos sumerge en una exploración continua, ya que no es un terreno finito, sino que nos brinda posibilidades que nunca terminan de sorprendernos. Por otra parte la elección de las plantas a utilizar, no es solamente la búsqueda de colores bonitos, sino recolectar y revalorizar procesos milenarios y ecológicos.
Link: https://caminoverde.com.uy/2018/tintes-naturales-una-forma-de-conectarse-con-la-naturaleza/
]]>El tiempo acompañó, el sol se hizo presente la mayor parte del día, los árboles del Botánico se lucieron resguardando con su sombra.
Entre las distintas actividades que ocurrían simultáneamente, pasaron por el stand varias personas, algunas en busca de nuestro porta Mat que fue nuestro producto estrella y muchos otros curiosos sobre el estampado de plantas sobre nuestras telas.
¡Pasamos una hermosa jornada!
]]>¡Estamos muy felices en haber iniciado nuestro Blog! Esperamos mantenerlos informadas / os de novedades e inquietudes referentes a Lanar.
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